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Sentimientos encontrados en la crianza....


Hay muchos momentos en la vida que se experimenta la necesidad que el tiempo se detenga. El nacimiento de un hijo lleva a ese lugar, sucedió algo muy fuerte y pasa tan rápido. Cada día los hij@s crecen más y más. Hoy quisiera que no se sientan solas con algunos sentimientos que se despiertan y te sientas entendida, expresada y comprendida.

Durante la crianza comienzan a aparecer sentimientos y emociones muy placenteras junto con las otras de malestar y frustración inconfesables. Se propone una maternidad donde todo avance linealmente como el desarrollo de los niños. Tres meses ve mejor, seis meses se sienta, comienza a comer, luego gatea, después camina….y así se sigue. En medio de este camino hacia delante de los niños, en los adultos cuidadores se dan idas y vueltas. Lo que queremos ser, lo que leemos, las exigencias…Se tiene una idea de perfección de la maternidad o paternidad que si no se cumple aparece la culpa. Por eso quisiera compartir con ustedes un fragmento del libro Apego y Crianza que tan bien describe lo que se siente, es liberador y reconcilia con esto que cada uno es, madres y padres en camino, aprendiendo, encontrando nuevas facetas y realidades. Se imaginaron una manera de maternidad-paternidad y ahora surgen otras vivencias. Imaginaron un hij@ y es necesario descubrir quién es mi hij@ en realidad, no sólo lo que a mí me gustaría que fuera.

“Criar un hijo es una tarea muy demandante y muy difícil. Mucho es ir probando, equivocándose, y aprendiendo, de los aciertos y de los errores, como es entender y cuidar de ese niño, único y distinto de todos. La idea de perfección es peligrosa porque no permite llevar adelante con tranquilidad ese proceso de ensayo y error, de encontrar la propia forma, yendo de a poco…

Los padres, y en especial las madres, en un momento de tanta vulnerabilidad como es la crianza de un niño pequeño, están muy atentos a su entorno. Una mirada poco comprensiva las lleva a desconfiar de sí mismas y del proceso que están haciendo: armar la comunicación y el conocimiento de este bebé. Buscan entonces “la receta”. Por eso las opiniones y consejos dados desde afuera insensiblemente, sin delicadeza (Esa chica hace con vos lo que quiere, lo está malcriando, tendrías que pasar más tiempo en casa, le faltan brazos, etc) atacan la confianza de una madre o de un padre en sí mismos. Son una crítica velada que encierra el mensaje de “hay una forma correcta”. Lo cierto es que la mayoría de las veces las recetas no sirven y aplicarlas interfiere con lo que de verdad es mejor, que es escuchar, empatizar, respetar, tratar de entender y seguir la propia intuición a partir de eso. Cada madre y cada padre se van volviendo expertos en su hijo, y la función de los expertos es ayudar justamente a eso: a que se vuelvan ellos mismos expertos en su hijo.

Los expertos estamos para ampliar la sensibilidad, la capacidad de resonancia, la “biblioteca interior” de cada padre, a partir de la cual la comprensión de ese hijo se vuelve más rica, más atinada y más adecuada. Su mirada se vuelve más profunda, y van descubriendo más y más a su hijo. Encuentran dentro de sí nuevos y mejores recursos…aumenta el autoconocimiento, su capacidad de empatía y la confianza en sí mismos”(1)

Mi intención con @Isapuericultora es acompañarlos, ayudar a que descubran las herramientas que tienen, ofrecerles nuevas y que cada día se sientan más confiados y seguros en la crianza de sus hijos. Espero estar lográndolo con ustedes.

(1) Di Bártolo, I; Seitun, M Apego y Crianza. Edit Grijalbo

 
 
 

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